La osteopatía pediátrica abarca desde el nacimiento hasta la etapa adolescente, pero podría expandirse desde el embarazo ya que, para el individuo, ya ha empezado su proceso de desarrollo y podemos ir ayudándole en su evolución. Por ello es importante una evaluación temprana del bebé y acompañarle en todos sus hitos de desarrollo y crecimiento, ayudando asimismo a los padres a comprender su evolución.

Uno de los aspectos clave en la pediatría es el desarrollo del cerebro y del cráneo. Es ahí donde la osteopatía pediátrica tiene mucho que decir ya que, mediante la medición del cráneo y la utilización de técnicas craneales, podemos ayudar en dicho desarrollo dando espacio al encéfalo para que pueda crecer con normalidad, evitando (o corrigiendo siempre que sea posible) deformidades craneales como:

  • Plagiocefalias
  • Braquicefalias
  • Dolicocefalias

Existen muchas plagiocefalias que son producidas en el momento del parto y que, en muchos casos, espontáneamente se corrigen, pero aún así es recomendable ayudar a eliminar las tensiones que podrían fijar dichas lesiones. Por otro lado, una tortícolis congénita puede ser un factor adicional en la aparición (o en la no mejoría) de tales deformidades craneales (como un plagiocefalia).

La osteopatía pediátrica es también especialmente útil en patologías del sistema digestivo, como cólico del lactante, estreñimiento o diarrea, reflujos, etc.

Asimismo, otras manifestaciones como irritabilidad, trastornos del sueño, alteraciones en la conducta social o familiar, etc. son susceptibles de ser tratadas con osteopatía pediátrica.